Se desploma el poder de influencia que poseían los castillo, el cual por mucho tiempo se había sustentado en la habilidad y manejo de su padre Marino Vinicio Castillo ¨ Vincho¨ y en la ignorancia del pueblo la cual había reinado en la República Dominicana allanando el camino por largos años, pero, los hijos carentes de brillantez intelectual para engatusar y confundir al pueblo como lo hiciera su padre hasta hace unos años, se les hace aún más difícil porque a pesar de que sus hijos no tienen la astucia y habilidad, el pueblo también ha despertado del letargo y hoy puede distinguir con facilidad quién le habla basura para buscar beneficios personales.
El pueblo aprendió a distinguir quién es que inventa historia y se disfraza de héroe, y de patriota mientras a escondidas, lo que busca es extraer los bienes del Estado, pero es ahí donde radica su caída, porque este gobierno no requiere de sanguijuelas, garrapatas o buitres para que le defiendan, porque esta gestión se sustenta en la honradez, la decencia y respeto a la hora de manejar los bienes del pueblo.
Esta actitud responsable y digna del presidente Medina, ha dejado a los Castillo sin nada que aportar al poder, su debilidad y descrédito nos deja ver que el pueblo está avanzando, aprendiendo y desarrollándose.
A ese grupo, a los Castillo solo le queda el derecho al pataleo, los recuerdo que a su edad se convierten en pesadilla y las ceniza de lo que fuera su imperio de influencia, solo me resta decirle: Adiós Castillo, carroñeros, chupasangre, el pueblo expresa felicidad por su destino de desprecio y abandono, pues han cosechado lo que con emoción han sembrado, Chao.
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