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miércoles, 27 de enero de 2016

Tres Patines Radio. ....24 horas online con Leopoldo Fernandez


LEOPOLDO FERNANDEZ “TRESPATINES”.

Leopoldo Augusto Fernández Salgado nació en Jagüey Grande, Cuba, el 26 de diciembre de 1904. Cuando era todavía un niño debió abandonar sus estudios y ponerse a trabajar como repartidor de pan, para ayudar a la economía familiar.

El afán de superación llevó al joven Leopoldo a hacerse telegrafista, oficio que luego cambió por el de tabaquero en la pequeña ciudad de Güines, al sur de La Habana. Su gracia natural y su espíritu lúdico lo acercaron al mundo de los espectáculos.

En 1926, Leopoldo regresa a Jagüey Grande y forma una compañía teatral junto con unos amigos. En ese mismo año es contratado para una gira nacional con Blanquita Gómez. Al terminar la gira vuelve a su ciudad natal para reincorporarse a su compañía, y viaja a La Habana donde conoce a Cándita Quintana, Federico Piñero, Alberto Garrido y a Mimí Cal, quien sería su esposa durante dieciséis años. Sus actuaciones lo llevaron a países como Puerto Rico, Venezuela, Colombia, Perú y la República Dominicana. Tras recorrer varios países de América con mucho éxito, en 1939 regresa a la Isla y conoce a Cástor Vispo (escritor) y a Mario Barral (productor). Trabajó en Venezuela por varios años, y en 1941 presentó en el Teatro Hispano de Nueva York a su Gran Compañía Cubana de Leopoldo Fernández, con éxito de público y crítica.

En 1931 (en plena época de oro de la zarzuela cubana), hizo su debut teatral en el Teatro Martí, en la comedia lírica Frivolina, presentada por la Compañía Cubana de Zarzuelas de la empresa Suárez-Rodríguez. Fernández sustituyó temporalmente al actor Alberto Garrido, titular de los papeles de «negrito». Después formó parte, de diciembre de 1931 a enero de 1932, de la Compañía de Revistas y Zarzuelas de Robreño-Grenet, en el teatro Payret. A su labor actoral añadió las de director artístico y autor dramático.

Es en 1942 (ó 1941) en que la emisora radial RHC “Cadena Azul” inaugura “La Tremenda Corte”. Su facilidad para causar la risa en los auditorios que acudían a sus espectáculos, lo convirtió en figura insuperable dentro del teatro popular cubano. Su secreto estaba en el contraste entre su gracia verbal y su carácter ríspido enmarcados en el rostro poco expresivo y la figura magra. Su fuerza estaba en la palabra, en el chiste repentino o la frase chusca dicha en el momento justo, y que consiste en decir las cosas más hilarantes y disparatadas con sólo mover las manos y sin variar la expresión. Los deliciosos libretos de Castor Vispo satirizaban el desempeño de los Juzgados Correccionales y tenían como principal resorte malabarismos de lenguaje, a partir de anfibologías y retruécanos, a los que se sumaban la capacidad de improvisación de Fernández y su excelente química con Aníbal de Mar. El programa alcanzó elevados índices de audiencia y llegó a ser muy popular.

Leopoldo Fernández también popularizó durante finales la década de los cincuenta y principios de la siguiente década, otros personajes humorísticos con gran aceptación como el Vigilante Chegoya del programa radial “El Precinto Competidora” y “Domitilo” en la producción televisiva “Los Ricachos”. Pero tras Trespatines, el personaje de Pototo, del dueto Pototo y Filomeno, fue el que nuevamente lo condujo a cimas de popularidad. El programa pasó de la radio a la televisión, y al mismo tiempo los solicitados personajes aparecían en los shows de los centros nocturnos de La Habana y en la cinematografía de la época. Algunos de los filmes protagonizados por Leopoldo Fernández fueron El vigilante Chegoya (1948); Música, mujeres y piratas (1950); Príncipe de contrabando (1950), Hotel de muchachas (1951), ¡Olé…Cuba! (1957) y Surcos de libertad (1959). En muchos de estos filmes participó junto a su amigo de siempre Aníbal de Mar. Aunque Leopoldo Fernández era hombre atildado y de pulcritud en el vestir, adornaba sus creaciones con un sombrerito de paja, un delgado corbatín y sacos con rayas verticales gruesas que le daban un toque de aristocracia, estilo del actor y director francés Jacques Tati, insertado en el trópico caribeño. Esta fue la misma indumentaria que llevó inicialmente a la radio, y que gracias al ingenio y la agudeza del comediógrafo Cástor Vispo, con su inolvidable creación “La Tremenda Corte”, harían internacionalmente conocido a Fernández, entonces bautizado dentro del programa como “Trespatines”, un personaje cínico y deslenguado –pero gracioso–, sobre el cual giraba la trama de todos los episodios creados por Vispo.

Entre aquellas personas que trabajaron junto a Leopoldo en La Tremenda Corte se recuerda a Aníbal del Mar (El Tremendo Juez), Adolfo Otero, Julito Díaz, Jesús Alvariño, Julita Muñoz y la inefable “Nananina”, recreada por Manuela “Mimí” Cal, mujer de Trespatines por varios años y de quien después se divorció, aunque siguieron trabajando juntos en el programa, compartiendo las inevitables situaciones de rompe y rasga, de vaya y venga; naturales entre quienes han sido fuego y ahora sólo guardan rescoldo. Su discografía, conformada por diálogos cómicos y números musicales con Aníbal de Mar, ocupó los primeros lugares en los ‘hits parades’ de la época. Uno de sus LP obtuvo un Disco de Oro en 1957. Continuó compartiendo el trabajo en los medios con la labor teatral. Con sus compañías Trespatines Follies y Compañía de Leopoldo Fernández, presentó temporadas en los teatros Campoamor, Actualidades, Martí, y otros, con enorme éxito de público. En 1959 llegó a México, y después a Puerto Rico, participando en teatro, televisión y cine. Entre noviembre de 1960 y mayo de 1962 realizó funciones diarias con la Compañía de Revistas de Leopoldo Fernández en el Teatro Estrada Palma (llamado desde 1961 Teatro Federico García Lorca). Para ese entonces Leopoldo Fernández era un hombre famoso.

Una anécdota atribuida a Trespatines habla del día en que, durante una temporada en el antiguo Teatro Nacional de La Habana en 1961, Pototo y otro actor revisaban un archivo de fotos de los presidentes de Cuba para instalarlos en la pared. El otro actor mostró una foto de Batista y Leopoldo le dijo: –A éste lo botas… El actor siguió sacando diferentes figuras de políticos con la invariable respuesta del comediante: –A éste también lo botas… Finalmente, el ayudante sacó una foto de Fidel Castro. Leopoldo la miró, la mostró al público y dirigiéndose a la pared, dijo con su habitual socarronería: –Déjame que a éste lo quiero colgar yo… En 1969, Panamericana TV de Perú compró los derechos de La Tremenda Corte. Además contrató por una corta temporada a Leopoldo Fernández para otra variante del programa, llamada “El Guardia Trespatines”, en la que encarnaba a un policía de sabor tropical y donde su jefe era Antonio Salim (Bonifacio Palomino) junto a otros cómicos del medio como los peruanos Jorge Montoro y la guapísima Anita Saravia. Una última adaptación del programa, esta vez llamada “Trespatines en su Salsa” fue también una producción realizada en Perú, allá por 1970, en donde participa junto con su hijo Leo Fernández Jr., su otro hijo Pucho Fernandez y un nuevo elenco. Otras películas en las que participó Leopoldo fueron “Las vírgenes de la nueva ola” en 1969 y “El profeta Mimí” en 1973, ambas películas fueron producciones mexicanas.

Leopoldo Fernández tuvo durante su carrera varios nombres: Chegoya, Agente 3K3, y Pototo en que hizo pareja con Aníbal del Mar, el inolvidable Filomeno y por supuesto Trespatines. También esta pareja de Aníbal y Leopoldo hizo un dúo conocido como “Nicanor y Cuatro Kilos”. En 1969 llegó a realizar una película en colores, llamada “Trespatines en Acción”, la cual fue dirigida por Manny San Fernando. Fue filmada en Puerto Rico y Miami. Esta fue una serie donde Trespatines trabajaba en una jefatura de Policía, pero la producción duró poco tiempo. en 1970 años también realizó varias cortas comedias para televisión, una de ellas era una llamada “Yo Detesto a las Mujeres”, en donde Leopoldo era el protagonista junto a Vilma Carbia. En 1971 presentó en varios teatros hispanoamericanos de New York, su comedia titulada “Lo Tengo Pisao”.

A lo largo de su vida, Leopoldo estuvo casado muchas veces, estos son algunos de los matrimonios que se le conocen: 1) Lenia, se desconoce su nombre completo. Ella quizás la madre de Leopoldo “Pucho” Fernández II y Lenia. 2) Mimí Cal, con quien se casó por espacio de 10 a 16 años. No hubo hijos en este matrimonio. 3) Eneida González, también conocida como Eny González, fue esposa de Leopoldo durante la época en que él salió de Cuba. 4) Rosaura Andreu fue una actriz cubana conocida en Puerto Rico por su personaje “Titi Chagua”, el sitio web de La Fundación Román Rivero hace mención del joven actor Miguelito Fernández, hijo de Rosaura Andreu y Leopoldo Fernández. Esta actriz fallece en noviembre del 2010, tal y como se consigna en una publicación del periódico puertorriqueño El Nuevo Día y en dicho artículo una vez más se menciona el matrimonio y al hijo que ambos tuvieron. 4) Vilma Carbia. Ella fue su última esposa, y no hubo hijos en este matrimonio. Lo que si es claro es que tuvo varias otras compañeras sentimentales, ya que de todos los hijos que tuvo, no todos ellos son de los matrimonios anteriormente citados. Leopoldo tuvo en total ocho hijos, todos ellos reconocidos pues llevan su apellido, aunque es difícil asegurar si todos ellos fueron hijos de sangre o si alguno fue por adopción. El primero de ellos fue Leopoldo “Pucho”,fue un comediante muy querido en Puerto Rico con un personaje conocido como “20/20″, Lenia, Leopoldo Junior (Polito), Leonor, Leobaldo, Leonel y Leonora. De los últimos 5 no se tienen datos acerca de quien fue su madre. El que falta por mencionar es Miguel (Miguelito), cuya madre fue Rosaura Andreu. De Leopoldo Fernández Jr. (Polito), se desconoce la identidad de la madre. Alrededor de 1984 Leopoldo Fernandez se retiró de la actuación. El genial cómico murió en Miami el 11 de noviembre de 1985 a los 82 años, allí residía con su esposa, la actriz puertorriqueña Vilma Carbia.

Actualmente, la cadena Televisión Cubana, a manera de homenaje, transmite en Cuba una nueva versión de La tremenda corte que lleva por título ¿Jura decir la verdad?, cuyo personaje central, Chivichana (una especie de patineta rústica de los niños cubanos), conserva mucho del estilo clásico del Trespatines de Leopoldo Fernández.

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